El desafío público que hemos vivido en las últimas semanas por parte de Román Cepeda y el Grupo Torreón versus el gobernador Manolo Jiménez, tiene un fondo más allá de una simple defensa de la autonomía municipal en las decisiones de seguridad.

Y es que recordemos que al término de la administración de Miguel Ángel Riquelme las históricas divisiones en Saltillo y Torreón se hicieron nuevamente presentes y fueron más notables que nunca, a partir de la persecución de la administración saliente (con ADN Lagunero), por parte de la entrante con una clara base tradicional Saltillense que busca recuperar el control.

Funcionarios que no fueron considerados por la nueva administración y que en un afán de desmarcarse de los mismos, provocó un efecto de pugnas internas y que en otros casos menos afortunados, se han notado problemáticas principalmente de índole económicas.

Y es que en la búsqueda de lavarse el rostro ante la sociedad que poco a poco está menos convencida de lo que representa el Priísmo para Coahuila, las fisuras son más visibles en el día a día.

Un claro ejemplo es, cómo Salvador Hernández Vélez quién alguna ves fuera Secretario General del PRI en nuestro estado y que pasara a tomar control de la Universidad, ahora sea uno de los villanos favoritos para recargar en él los enormes problemas económicos que enfrenta la máxima casa de estudios ocasionados por su estrecha relación con las administraciones estatales.

El canibalismo era obvio, un Estado reducido moral y económicamente a su máxima expresión, tuvo que apoyarse en la Universidad, la SNTE, en otros partidos y organizaciones para flotar en la última elección estatal, eso todos lo vimos, el problema fue que esto generaba enormes compromisos hacia diversos sectores y que no daría margen para que la nueva administración pueda limpiar su imagen ante la población.

Hoy el joven Gobernador Manolo Jiménez enfrenta un reto más, que lo encamina a decisiones trascendentales tanto para su carrera política como para los destinos de todos nosotros en nuestro estado, corregir el camino y continuar la reconstrucción de cara al futuro ó compartir con quienes lo encumbraron a costa de las consecuencias que conlleva, pero como todo, siempre existirá una tercera opción.

Por infocoah

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