Alertas contra alimentos chatarra toman fuerza, pese a quejas de grandes industriales

Por Sin Embargo al Aire – Montserrat Antúnez Estrada

El etiquetado actual ha sido celebrado por la Organización Mundial de la Salud por la claridad con la advierte de los productos que contienen exceso de calorías, azúcares, sales, grasas saturadas y grasas trans.

México cumple este mes tres años de la implementación del etiquetado frontal de advertencia, una regulación que se ha enfrentado a amparos de grandes empresas como Kellogg’s, Coca-Cola y Bimbo. Pese a ello, el respaldo entre la población crece, pues ciudadanos califican esta medida como útil para tomar mejores decisiones a favor de su salud.

El etiquetado actual obliga a colocar sellos octagonales de color negro en productos con exceso de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans, sodio, además de advertir si estos comestibles contienen edulcolorantes o cafeína y así precisa que no se recomiendan para el consumo de niños y niñas. Aunque las empresas siguen oponiéndose a él, destacan casos de comestibles ultraprocesados que han cambiado la forma en la que se producen para evitar las leyendas.

Paulina Magaña Carbajal, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, explicó que a tres años de la implementación de esta medida el perfil para los nutrimentos críticos se volverá más estricto.

“El sodio es uno de los nutrimentos que más va a tener cambio en este nueva etapa. Se estaba considerando poner el sello de exceso de sodio cuando un producto tenía más de 350 este miligramos de sodio por cada 100 gramos o 100 mililitros de producto, esto se va a reducir con la nueva etapa y en vez de que sean 350 miligramos de sodio van a ser sólo 300. Esto es mejor porque, además de que va a seguir promoviendo la reformulación, el umbral de estos nutrimentos críticos va a ser todavía más estricto y eso va a tener una protección mayor a la población”, dijo en entrevista para el programa “En Defensa del Consumidor”, que se transmite por Estudio B, nuevo canal de YouTube de SinEmbargo,

Si bien el etiquetado tiene como objetivo principal dar información clara y sencilla a las y los consumidores para tomar mejores decisiones de compra, recordó, un resultado secundario ha sido la reformulación de productos que fue notoria desde 2020, a meses de su implementación, aun cuando uno de los argumentos de la industria para oponerse fue que no podrían hacerlo y  librarse de los sellos de advertencia.

“Ha habido ciertas categorías con un mayor impacto en la reformulación, por ejemplo los cereales de caja, los panes de caja, toda la panadería han reducido el contenido de sodio. Nosotros nos damos cuenta porque hacemos este análisis constante de los productos y el análisis que hacíamos del mismo producto antes de la etiquetado es muy diferente ahora. Entonces estamos viendo una reducción de sodio de azúcares, eh, a partir de la implementación de esta etiquetado y es algo muy positivo porque el uso de estos sellos, con los nutrimentos críticos que son los que están vinculados a problemas de salud como son el exceso de azúcar, el exceso de grasas saturadas, el exceso de grasas trans, de sodio o calorías tienen un punto de corte: no cualquier producto que tenga azúcar, no cualquier producto que tenga sodio va a tener esta etiquetado sino cuando es por arriba de un límite establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS)”, agregó en entrevista.

Alimentos procesados con el etiquetado frontal de advertencia. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro.

Paulina Magaña recordó que las Normas Oficiales Mexicanas cambian cada cinco años, por ello, dijo, así como se pueden incluir elementos para mejorarlo, en 2025 también podría modificarse la norma que regula el etiquetado al retirar puntos que han sido positivos.

“El proceso de apertura de la norma depende también de las personas que estén a cargo de la modificación, en este caso es la Secretaría de Economía y  la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)  y de la apertura que den a la industria de alimentos para poder hacer estas modificaciones”.

Un punto a destacar del etiquetado es el apoyo de la población. resultados preliminares del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) encontraron que un promedio de 74 por ciento de la población general aprueba este etiquetado, un respaldo que se mantuvo a un año de su implementación.

“Cuando se pregunta a los padres de familia este porcentaje sube, sabemos que ha tenido muchos beneficios para poder informar a los padres de familia con respecto a qué se les está dando a los niños y niñas, y esta aprobación crece hasta el 85 por ciento según el estos estudios del instituto”, dijo Magaña Carbajal.

Ciudadanos y ciudadanas consultadas para el sondeo semanal de la sección “Con-Sumo Interés” calificaron al etiquetado como útil para tomar mejores decisiones al momento de comprar y, con ello, para su salud.

“Nos sirve para identificar qué tienen los productos, por ejemplo las personas que están enfermas que se pueden dar cuenta qué pueden comer y qué no”, dijo un joven; mientras que una mujer entrevistada resaltó su utilidad para crear consciencia y ayudar en el cuidado de la salud.

El etiquetado de advertencia alerta sobre productos con exceso de azucares. Foto: SinEmbargo.

EL CAMINO POR EL ETIQUETADO

La implementación del etiquetado actual ha sido celebrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la claridad con la advierte de los productos que contienen exceso de calorías, azúcares, sales, grasas saturadas y grasas trans, a diferencia del anterior, llamado Guías Diarias de Alimentación (GDA) que fue aprobado en 2014, con el respaldo del Gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, sin la participación de expertos en nutrición libres de conflicto de interés y sin tomar en cuenta recomendaciones de organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).

El etiquetado GDA fue evaluado por organizaciones de la sociedad cicvil y expertos en salud pública, quienes encontraron que entenderlo era complicado incluso para estudiantes de nutrición, con ello los comestibles chatarra podían ser promocionados libremente como si fueran saludables, con lo que violaban el derecho la información, a la salud y a la alimentación de las y los consumidores.

Esto llevó a las más de 20 organizaciones que conforman la Alianza por la Salud Alimentaria a impulsar desde julio de 2019 en la Cámara de Diputados una iniciativa para modificar la Ley General de Salud en materia de etiquetado que se aprobó el mismo año y estableció que éste tiene que ser veraz y claro sobre el contenido de los comestibles.

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El 27 de marzo del 2020 fue publicada publicación de la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051) sobre el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados, entró en vigor en octubre de ese año, pero desde entonces ha sido  impugnada por la industria de comestibles “chatarra” o mediante subsidiarias, empresas asociadas, grupos fachada o personas físicas.

“Desde el principio el etiquetado encontró una fuerte oposición de las empresas a unos meses de su implementación, ya se han contabilizado más de 150 amparos presentados por empresas como Kellogg’s, Coca-Cola, Bimbo, entre otros a tres años, la mayoría de estos amparos han sido desechados y rechazados por los miembros del Poder Judicial, pero al parecer nos encontramos dentro de la recta final puesto que la Suprema Corte ha decidido resolver seis amparos y sentar precedentes definitivos sobre el etiquetado frontal de advertencia”, explicó Javier Zuñiga, abogado en El Poder del Consumidor en la cuarta emisión del nuevo programa de Estudio B.

Por infocoah

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