Por Jorge Zepeda / Sin embargo
Desde luego, no se desean barriles sin fondo o trenes fantasma que nadie use. Pero mal haríamos en satanizar y cancelar sin revisar siquiera la posibilidad de hacer las cosas de otro modo. Y mucho menos si tales objeciones responden a un interés político, a la defensa de un modelo que beneficia a algunos o de plano a un prejuicio.