Por: Fabrizio Mejía.

Nunca hemos llorado por un presidente cuando se va. Esta será nuestra primera vez. En mi memoria de los presidentes al final de sus sexenios están: la bomba molotov en el palco del Palacio Nacional contra Miguel de la Madrid; las máscaras de Salinas y los muñecos del Chupacabras cargando bolsas de dinero; el repudio a Zedillo por el Fobaproa y las matanzas de indígenas; la chunga hacia Fox a quien llegará a resumirse en su propia pregunta negligente: “¿Y yo, por qué?; el grito de “asesino”, las luces verdes, la lluvia, en la cara del usurpador Felipe Calderón en el último Grito de Independencia; la rechifla a Peña Nieto. Esas son las memorias del final.

Por Columnas

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