Memorial de Tlatelolco1

Corría 1968, cuando los estudiantes se manifestaron ante las acciones represivas por parte del gobierno priísta de Gustavo Diaz Ordaz, que llevó a la tragedia ocurrida en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco donde el ejército asesinó a muchos estudiantes, pero también a otras personas que en el lugar se encontraban.

Si tu visitas Tlatelolco en el lugar de la tragedia encontrarás un memorial en honor de las víctimas de la tragedia y en una parte se mencionar un fragmento de un poema llamado «Memorial de Tlatelolco».

Por Rosario Castellanos

La oscuridad engendra violencia

y la violencia pide oscuridad

para cuajar el crimen.

Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche

Para que nadie viera la mano que empuñaba

El arma, sino sólo su efecto de relámpago.

¿Y a es luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?

¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?

¿Los que huyen sin zapatos?

¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?

¿Los que se puden en el hospital?

¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.

La plaza amaneció barrida; los periódicos

dieron como noticia principal

el astado del tiempo.

Y en la televisión, en el radio, en el cine

no hubo ningún cambio de programa,

nungún anuncio intercalado ni un

minuto de silencio en el banquete.

(Pues prosiguió el banquete.)

No busques lo que no hay: huellas, cadáveres

que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,

a la Devoradora de Excrementos2.

No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.

Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.

Duele, luego es verdad. Sangre con sangre

y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.

Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca

sobre tantas conciencias mancilladas,

sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,

sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordamos

hasta que la justicia se siente entre nosotros.

  1. Este poema se publicó en el libro «En la tierra de enmedio». ↩︎
  2. Devoradora de excrementos: Se refiere a la diosa Tlazoltéotl, la devoradora de excrementos, quien en la cosmogonía mexica, equivalía al que escucha en confesión los pecados del que está en atículo de muerte en la fe católica. ↩︎

Por infocoah

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