Xóchitl no despegó, aún con la fuerza de tres partidos, las élites y la guerra sucia
Desprestigiados, sin proyecto de nación y con una mala candidata, la cúpula empresarial y del PRI-PAN-PRD recurrió a una costosa guerra sucia en estas elecciones. Pero las encuestas dan cuenta que no les alcanzó; su hora negra se acerca.
Ciudad de México, 28 de mayo (SinEmbargo).– Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, llega al cierre de campaña varios puntos por debajo de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, a pesar de que desde el año pasado fue inflada por la alianza PRI-PAN-PRD y por la élite empresarial que, a punta de una costosa guerra sucia, intenta recuperar el poder.
En vísperas del día de la elección, tanto la “Marea Rosa” impulsada por el magnate Claudio X. González como intelectuales de derecha convocaron a votar por Xóchitl. Pero la tendencia ha sido similar durante la precampaña y campaña. La aspirante morenista Claudia Sheinbaum se mantuvo como puntera entre un 50 y un 60 por ciento, Gálvez se entabló entre el 25 y 30 por ciento, mientras que el candidato de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez creció de 3 a más de 10 por ciento, de acuerdo con los históricos de Enkoll y Demotecnia.
Y es que la exsenadora panista, pese a su discurso de representar a la ciudadanía, se la pasó cargando pesadas losas a lo largo de esta carrera: las irregularidades de sus propias empresas y el desprestigio de los tres partidos que la abanderaron, con sus respectivos viejos cuadros como Santiago Creel, Marko Cortés, Rubén Moreira, Margarita Zavala y Alejandro Moreno, quien ofreció dejar la dirigencia del PRI si el emecista Álvarez Máynez declinaba a favor de la candidata de ellos.
“Es una oposición muy débil, se coaligan porque es tanta su debilidad que de otra manera no podrían. Están agotados históricamente, ya no tienen una dirigencia ni militancia dinámica ni una formación de cuadros, pero sobre todo tampoco un proyecto importante de nación; por eso necesitan la guerra sucia”, observó el académico de la Universidad Veracruzana, Rafael De la Garza.
Aunque Xóchitl ha querido tomar distancia de los expresidentes Felipe Calderón y Vicente Fox, dentro de su equipo de campaña también sumó como coordinador de comunicación a Max Cortázar, un incondicional calderonista artífice de la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador. De ahí salió la lluvia de troles con el hashtag #NarcoPresidente. Posteriormente hizo caso al “go negative” del ex canciller de Fox, Jorge Castañeda, que la llevó a violar las normas del INE en los debates presidenciales y a aumentar la difusión de fake news.
“Aunado a la debilidad de los partidos, a su agotamiento histórico, a la coyuntura que no les es favorable (alta aprobación al Presidente), además tienen a una candidata poco atractiva que ha cometido errores a diestra y siniestra, y a eso le sumas el liderazgo de Claudio X. González que se empeña en negar su simpatía por esos partidos”, agregó el sociólogo de la UV.
Aunque la alianza PRI-PAN-PRD simuló un proceso interno para designar a su aspirante a la Presidencia de la República, la élite político empresarial se inclinó por Xóchitl Gálvez, que ya contaba con simpatizantes en redes sociales por sus shows en el Senado y, sobre todo, con los reflectores de las mañaneras donde el Presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a señalarla como la candidata de “la oligarquía corrupta”.
En efecto, la exintegrante del gabinete de Vicente Fox integró su equipo de campaña con exfuncionarios que formaron parte de los desprestigiados gobiernos de Fox, Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, entre ellos, Santiago Creel y Max Cortázar.
De acuerdo con recientes encuestas de Enkoll, los partidos más rechazados por la ciudadanía son el PRI y el PAN. Para intentar deslindarse, Gálvez se presentaba como la candidata de ciudadanos, pero la “Marea Rosa” terminó confirmando ser un movimiento del PRI-PAN-PRD coordinado por el magnate Claudio X. González.