A 76 años de su partida, recordamos su vida a partir de su obra.

Cuando pensamos en personas realmente relevantes de nuestro país, sobre todo por la fuerza e integridad de sus ideas, no podemos dejar de pensar que los tres grandes muralistas de México (José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros) que son sinónimo de convicción e ideales sólidos, donde a través de esos maravillosos testigos que nos dejaron, podemos entender profundamente el porqué debemos mantenernos «siempre en pie de lucha».

A veces nos preguntamos si los problemas y situaciones que vivimos nuestra actualidad social en el país son eventos únicos, si las preocupaciones y necesidades del presente es algo que sólo vemos ó vivimos en el presente, pero la realidad es que no, cuando navegas en los extraordinarios mares de la historia y el conocimiento descubrirás que durante años, ha existido la polarización y que la sociedad vive en constante transformación para bien o para mal de todos, y que son pocos los que se atreven a denunciarlo y mas aún pelearlo.

Hoy a 76 años de su partida platicaremos de uno de los verdaderamente grandes artistas de México, José Clemente Orozco, el «Goya mexicano» que logró reflejar más que una realidad física, una oscura vibración de las situaciones y condiciones de nuestro país.

Nació en Ciudad Guzmán, Jalisco el 23 de noviembre de 1883 y fue un dibujante, caricaturista, muralista y pintor descrito como parte de la corriente expresionista del siglo XX.

Representar al humano en su lucha contra el destino

Se suele considerar a Clemente Orozco como un humanista de sentido moderno, ya que representó al ser humano en una lucha constante contra el destino, contra el ambiente que lo amenace a través de la representación grotesca pero a la vez visible de lo sublime, donde abordó temas como la Conquista de México, la Independencia, la revolución Mexicana, la tecnología moderna del siglo XX, el autoritarismo y la mitología entre muchas otras temáticas.

Graduado de la Escuela Nacional de Agricultura, Orozco estudió también matemáticas y dibujo arquitectónico, en 1904 sufrió un accidente que le provocó daño en su mano izquierda por lo que tuvieron que amputársela hasta la muñeca.

En 1906 comenzó a colaborar como dibujante y caricaturista en la revista El Mundo Ilustrado y en el periódico El Imparcial, para después publicar en el El Ahuizote, Don Panchito, El Malora, La Vanguardia, El machete, el Heraldo, Azul, Orbeal, y L´ABC donde realizaría fuertes burlas que iban desde Francisco I. Madero hasta Victoriano Huerta. La mayor parte de sus caricaturas las realizó entre 1910 y 1925.

Posteriormente participó en una exposición individual en la librería Biblos de la Ciudad de México en 1916 para posteriormente viajar a San Francisco y Nueva York para pintar carteles.

En 1922 se unió a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en el Sindicato de Pintores y Escultores para recuperar el arte del mural bajo el patrocinio del gobierno.

En 1923 se casó con Margarita Valladares con quién tuvo tres hijos, Clemente, Alfredo y Lucrecia.

Para 1924 pintó enormes obras que puedes disfrutar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso como son «La Ley y la justicia», en este tablero Clemente Orozco lanzó un mensaje crítico a las falsedades sociales, donde el hombre personifica a la ley que porta en su mano derecha una pequeña daga y hace un giño a la dama que encarna a la justicia (la cual tiene una venda mal colocada)donde con apenas con unos dedos sostiene una balanza, símbolos de la justicia ciega y desequilibrada).

«La libertad» fue plasmada en un espacio de una de las ventanas de El Generalito representada como una marioneta de rostro desagradable con alas y cadenas rotas donde representa satíricamente el concepto de libertad.

Para 1925 pintó el muro de las escaleras de la Casa de los Azulejos (Hoy Sanborns) llamado «la Omnisciencia».

En 1926 por encargo de la Secretaría de Educación pintó el mural «Revolución Social ó La reconstrucción nacional» en Orizaba.

Su estadía en Estados Unidos

Entre 1927 y 1931 realizó tres murales importantes en Nueva York y San Francisco, entre los que se encuentra el mural «Prometeo» en el Pomona College (Un Prometeo que ayudará a los hombres a purificarse) en Claremont California.

Otros de sus murales en la unión americana se encuentra en el New School of Social Research en Nueva York, en éste realizó un verdadero fresco (pintando sobre yeso húmedo) para después ser invitado a impartir clase en el Darthmouth College en Hannover, New Hampshire.

Su Khatarsis

A su regreso a México en 1934, realizó un enorme tablero rectangular para el Palacio de Bellas Artes titulado «Katharsis» una monumental obra que el historiador y pintor Justino Fernández calificó como «una posibilidad de salvación por medio de la renovación, de la destrucción», plasmando una visión única de lo que fue uno de los momentos más fecundos del arte mexicano.

Entre 1936 y 1939 pintó grandes obras murales en Guadalajara, en la Rectoría de la Universidad de Guadalajara, el Palacio de Jalisco y el Hospicio Cabañas.

Destaca por demás el Hidalgo incendiario plasmado en el Palacio de Gobierno de Jalisco donde unificó los muros y la bóveda de la escalera logrando una especie de tríptico dedicado a la lucha por la liberación por México.

Murió en su casa el 7 de septiembre de 1949 pero su obra hoy está mas vigente que nunca.

Por Cultura

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