En la reciente VIII Sesión Extraordinaria del Consejo Nacional de Morena, la presidenta del partido, Luisa María Alcalde Luján, pronunció un discurso que merece una lectura reflexiva. Más allá de la coyuntura política inmediata, sus palabras constituyen una reafirmación ideológica: Morena no es simplemente un partido más en la escena institucional, sino la expresión organizada de un movimiento popular con vocación transformadora y profunda conciencia histórica.

En un momento internacional marcado por tensiones económicas, amenazas arancelarias y presiones diplomáticas —particularmente desde Estados Unidos—, Alcalde fue enfática al denunciar el papel de la oposición mexicana, a la que calificó con precisión como entreguista, subordinada a intereses extranjeros y ajena al interés nacional. La afirmación de que “la oposición, si pudiera, no vendería a la patria, la regalaría” no es mera retórica. Es una acusación anclada en la memoria colectiva de un país que ha visto pasar gobiernos que hipotecaron su soberanía en nombre del libre mercado, la “modernización” o el consenso de Washington.

En contraste, el mensaje de Alcalde traza una ruta clara: defender la soberanía, la dignidad nacional y el bienestar del pueblo, dentro y fuera del territorio. Quienes forman parte del movimiento —afirma— tienen la responsabilidad de informar, organizar, desmontar las mentiras de la derecha y levantar la voz frente a cualquier forma de subordinación o discriminación, especialmente cuando se trata de nuestros migrantes en Estados Unidos.

Al respaldar de manera explícita la estrategia diplomática de la presidenta Claudia Sheinbaum, Luisa María Alcalde se inscribe en la continuidad histórica del proyecto de la Cuarta Transformación. La cita que hace de la mandataria federal —“cooperación sí, subordinación nunca”— no es una consigna vacía, es una afirmación política que retoma una larga tradición latinoamericana de pensamiento emancipador, que va de Bolívar a Cárdenas, de Martí a Allende, y que hoy encuentra en Morena una nueva forma de articulación institucional.

En este sentido, el discurso de la presidenta nacional de Morena no sólo convoca a la sociedad, sino que interpela directamente al conjunto de la militancia: ¿estamos dispuestos a defender un proyecto de nación que recupere la soberanía como principio rector y la dignidad popular como horizonte? Morena es un movimiento nacional que busca la reconstrucción del tejido social precarizado por las políticas neoliberales.

Las palabras de Luisa María Alcalde nos recuerdan que la política no es neutral, que hay en juego proyectos de país profundamente distintos, y que Morena —si quiere estar a la altura de su historia y de su pueblo— debe seguir actuando como movimiento, con memoria, con causa y con pueblo.

@JuanDavilaMx

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *